sábado, 1 de octubre de 2011

El viajante del Metro.

Por Ivan Lavin.

Ya vengo de regreso o de ida no me acuerdo, pero voy.
y dos gotas de sudor resbalaban por su espalda,
ya agarre asiento y de aquí ya no me muevo
 la tierra de su pantalón salta a otros cuerpos.
busco el aire arriba de todos, allá arriba de mi cabeza,
que venga ese sonido transparente a aplacar mi mente para poder dormir.
 Ando bien dormido ya lo siento.
próxima estación Pino Suarez
su instinto de viajero le abre los ojos.

Después de la horrible vida voy al viaje eterno
siempre a la misma hora, ya sin ver. Sé el camino. 
o mas bien mis pies lo saben, esas maquinas que no se detienen, ni aunque yo lo quiera.
mas puestas en voluntad que yo.
Dragón naranja, sacando humo de gente por la boca.
Apenas puedo entro y me meto a la piel de todos, a la fuerza sin ser invitado,
telarañas de brazos, siempre un tubo en la mano
estas tan cerca de mi cara y yo ni te conozco
aquí bajaba yo... me llevo tu respiración.

Lo que sale del hígado.

Próxima estación Isabel la Católica.
vamos a hacer el amor todos y a insultarnos con los ojos.
yo no quisiera tocarte, por eso me volteo hacia mi mismo.
y eran animales que se ven sin conocerse, todos de distinta especie,
con los dientes escondidos.
Graciosa la vieja esa a la defensiva, desesperada, nerviosa.
defendiéndose de señores, con sus dos huesos como armas,
!deje entrar antes de salir! se confundio mas bien es deje salir antes de entrar.

!Le venimos ofreciendo! Para refrescar alma y salvarla.

Soy mujer ¿eso basta? o ya estaré lo suficientemente acabada para que estos me den su lugar.
 me pongo enfrente rozándoles las rodillas, rogándoles con mi silencio.
pero no se levantaran, fingen no mirar,
todo lo andamos viendo aunque sea por la nuca, aunque no parezca así.

Próxima estación Salto del Agua,
el niño pegando el hosico al vidrio ya en un trance espacial.
esas luces que vienen desde allá, la oscuridad, se acercan a mi y luego se van,
¡siéntate bien! pero el niño esta en el universo profundo mas allá de su mama.
Mañana veintiocho vienen los san judas.
y olvidó que allá arriba hay un mundo, que de allá venimos y allá saldremos algún día.

Veo tus ojos queriéndose meter a tu cuerpo, un aire virgen apenas toca tu cabello.
y te entiendo, somos por que aquí tenemos que estar.
no te volveré a ver, y saldré a escupir tu sabor de ayer.

Pròxima estacìon  Umbrales al Sordo Olvido.
Ningún pasajero debe permanecer a bordo.

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