domingo, 1 de enero de 2012

El Eterno Origen.



Asustado por ver mi reflejo, la soledad me invadía.
Naciste de la naturaleza triste,
te llamaron mis deseos, saboreé el perfume
y de mi carne surgiste.

Semejante creación asustó a la tierra,
mi piel tembló.
La divinidad se fue, contemplé la nueva belleza.

Ya libre de Dios, entre a las sombras,
conocí el misterio.

Dentro de tus ojos todo era secreto,
y me tentabas a buscar lo eterno.

Nos reconocimos por aquel lejano sueño
cuando nuestro hijo fue Dios,
yo rezaba su nacimiento
y tú soñabas en amor perfecto.

Madre del mundo
sed de creación
danos tu vida
en eterna oración.


Ahora entras a la naturaleza con aire sensual
reina de los animales, tu idioma en vanidad,
no te arrepientes de aquel árbol
que te muestra su verdad
¡No puede maldecirte!
Pues como semilla en tierra
Sabes que no haz de morirte.

Perdido en la existencia
el sueño era la realidad,
yo olfateaba la esencia
pero no podía entrar.


Dios regresaba a nosotros,
gritaba, quebraba, nuestro reino se destruía.
Él exigía nuestra libertad.
Deja de verme, quiero olvidar, quiero olvidar.

Como tu hijo perdido
pensé que había entrado a mi hogar,
todo había desaparecido
me refugié en la ilusión y creí escapar.

Fantasmas  violan mi ser.
¿Qué es esto? ¿Por qué estoy existiendo?
No hay luz, no hay verdad, no hay salida.
Todo es vacio y el eco de mi voz se pierde en ese vacio.

Tengo miedo, Dios tengo miedo.
¿Puedo salir? Dios quiero salir.


Adiós padre, adiós madre.
Soy libre, soy libre.




Ivan Lavin

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