miércoles, 30 de noviembre de 2011

Despedida


Me gustaría hacerte feliz
siempre;
aunque dices,
que no lo sé hacer...
Mi felicidad
es verme
en tus ojos húmedos,
cuando ríes
o me dices "amor".
Me sé ínfimo;
pero también:
poeta,
escritor,
dueño de las palabras;
pero eso,
no te basta;
a ninguna de mis musas,
tampoco les importó.
Tarde
me dí cuenta
que eran sólo mujeres.
Todas ellas,
cual sirenas,
al final ya atrapado,
en sus piernas,
sujeto a su labios,
bañado
por sus efluvios.
Todas me pedían:
casa,
autos,
dinero;
pero jamás,
jamás,
amor.
Es por eso
que, a todas,
les dejé
mi riqueza,
tome mis escritos
y les dije:
adiós.

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